En septiembre comencé el Curso 2011/2012 y mañana hace dos meses que dejé mis estudios de bachillerato, esos que comencé con ilusión en septiembre y los abandono totalmente desilusionado, pero por lo menos lo he intentado que es con lo que me quedo.
En los primeros tres meses y medio, lo que viene siendo el primer trimestre, estudié para aprobar y no tuve éxito. Como mencioné en el post Profunda Decepción es una cosa diferente a lo que yo, como algunos compañeros, me esperaba. Algunos profesores, contados con los dedos de una mano y me sobran dedos, no es que fueran muy buenos, como ya nombre un caso en el post Lengua y Literatura, pero algunos si que lo eran y también contados con los dedos de una sola mano y siguen sobrando dedos.
Las primeras semanas me sentía totalmente solo al no conocer a nadie pero con el tiempo se paso. He conocido a gente buena y simpática que me han hecho amenas las clases y los días allí metido y los echaré de menos.
Recuerdo el último lunes antes de la vacaciones de navidad, mi profesora de lengua nos dió los exámenes de literatura para el que yo había estudiado mínimo para aprobar, ya que constaba de dos preguntas y cada una valía cinco puntos, y saque un nota realmente mala y cuando tocó el timbre que indicaba el final de la clase cogí mi mochila y no volví hasta la fecha de recogida de las notas debido a la impotencia que sentía. Una vez que comenzaron las clases en enero falte el primer día por motivos personales y no me enteré de que había un examen de recuperación el miércoles por lo que en una tarde no me daba tiempo a prepararlo y decidí no hacerlo, pero el profesor me obligó y no me dejó entregar las hojas casi en blanco, ya que había escrito lo poco que recordaba, hasta cinco minutos antes de finalizar la clase, cuando se supone que tenemos derecho a presentarnos o no. Los días pasaban y sentía que todo aquello no me valía la pena ya que para especializarme en lo que quería hay escuelas que te enseñan lo que realmente te apetece sin asignaturas que no interesan. Por lo que poco a poco iba faltando días y días hasta que un día desaparecí una semana de clase y aparecí un martes 7 de febrero sin saber que sería mi último día. Si lo llego a saber ahora me habría despedido de mis compañeros ya que, si mi memoria no me falla, es la segunda clase en la que los alumnos hemos estado bastante unidos.
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